
En mi mesa estaban sentados una condesa italiana, un miembro de la ONU y un señor japonés dueño de una empresa de Ikebana en Londres.
En los postres, saqué aquellas fotos de la Pantoja y Paquirri paseando por la dehesa, las del Hola, porque nadie les había explicado la irresistible atracción de un torero por una folclórica… Y viceversa.