
Por las cosas que veo en internet, el ceporro ya tiene dedos (pegados como los de las ranas), ya tiene ojos (como los de los tiburones) y el corazón ya le late.
No me hago la idea de tener un bichillo con vida propia dentro y tampoco tengo claro que nombre voy a ponerle, no he cambiado un pañal en mi vida ni sé cómo se baña a algo tan pequeño.
En octubre seré la madre de alguien (qué susto!). Supongo que cualquiera que me conozca, estará tan asustado como yo...