10.9.07

Rincones desconocidos del mundo. Quinto capítulo

En el centro de la pequeña ciudad de Sogarra, el arquitecto lituano Medvégalis diseñó un bloque de oficinas de ciento veinte alturas. En cada una de las plantas, colocó cuatro mil ochocientas ventanas de cristal azul corintio. Y dió por terminado el proyecto, el día que escribió en los planos: "El Solitario".

Ningún viejo del lugar, ninguna fuerza viva, ni los patrocinadores, ni los trabajadores del edificio, conocía que querían decir aquellas dos palabras. Y el enigma del nombre siguió creciendo entre los ciudadanos.

Pero había otro misterio, ningún delineante, aparejador, diseñador o ayudante del estudio de arquitectura, conocía el mecanismo de apertura de aquellas ventanas. Hasta que un día, a la hora de comer, EmilioElRaroDeContabilidad, se acercó al grupo de ventanas mordisqueando su bocadillo y uno de los cristales, se abrió sin hacer ruido, dejándole ver el paisaje más verde y fértil de la comarca.

El sensor de melancolía ventanil diseñado por Medvégalis había detectado el mayor índice de tristeza de toda la oficina.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

bella historia y bella foto.
Me gusta muchos como escribes, ya era seguidora de tu otro "muerdeme la boca"

saludos!

Galgo dijo...

Si buscás Medvégalis en google tu blog aparece en la segunda página...
¿Habré sido el único demente que hizo esto?

Anónimo dijo...

Muy bonita historia, me gusta la sensibilidad "limpia" (sin adornos superfluos, sin cursilerías) con que cuentas las cosas.

Ah!! Yo tb busqué Medvégalis en google! por si acaso... :)

La Luciérnaga dijo...

Querida Apolonia! Me alegro de tener seguidores tan fieles. Gracias por pasarte por aqui. Un beso

Invisible, invisible, ya no me escribes mails, ¿por que? :(

Hola Judit, me ha gustado mucho lo de sensibilidad limpia... Muaaaa