
Un escritor malagueño, me escribió el otro día pidiéndome tres de mis fotografías para la portada de su libro, que se editará en breve.
Últimamente, la cámara de fotos, el IPod y yo paseamos a diario por las calles de Málaga y recogemos momentos luminosos de sus calles.
Estoy perdiendo el pudor y cada vez me acerco más a las personas que atrapo en mis fotografías.
Busco planos interesantes, juego con la luz y me siento un poco extraña en mi propia ciudad. Es una sensación a la que me estoy volviendo adicta. Caminar con la mochila y mis pertenencias más importantes, buscando alguna pequeña historia. Luego me siento en cualquier café y escribo sobre las imágenes.
Creo que estoy evolucionando...