
Hace un par de días, hice un camino mágico dibujado de pinos, encinas, robles, zarzales de moras, hiedras y dónde pasean vacas, lagartijas, arañas, caballos, abejas, terneros, avispas... Me dí cuenta que iba a ser mágico casi desde el principio, porque hacía sol y se colaba entre las ramas de los árboles iluminando las partes claras, pero dejando los resquicios magnéticos a oscuras.
Lo curioso es que había hecho muchas veces ese mismo camino en compañía del malvado y nunca me había gustado demasiado. Pero esta vez, el sendero me pareció serpenteantemente intrincado y bello, como si fuese una metáfora de mi vida: el sol brillando de nuevo en mi cara, el olor a limpio, el sonidillo del río acompañando la subida. Y sobre todo, la sensación en la cima de que nada tiene la suficiente importancia como para que uno se hunda.
5 comentarios:
Hay más magia dentro de ti que en todas las montañas del mundo... :*
Bonito y sencillo cuento.
La verdad es que la vida no tiene por que ser mas complicada de lo que queramos hacerla.
Eres una grande.
Besos.
Usuario anónimo: Deje usted de una vez un nombre, que quiero saber con quién voy a casarme ;)
Santi, guapo, que ganas tengo de verte y de charlar y de que me cuentes lo de Chile y tantas cosas... Gracias por estar siempre por aqui, apoyando
Ahhh pero no lo sabes ya??? uhmmmmm
¿Anónimo, anónimo? No, definitivamente, por anónimo no me viene nada ;)
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